Hoy justo hace 10 años que me saqué el título más importante de mi vida, el de madre. Lo que no sabía que ese título venía sin haber aprendido nada y que te lo vas "ganando" a medida que pasan los días, semanas, meses y años.
Es un aprendizaje diario, que no para, donde se impone la ley del ensayo-error-rectificación y luego ya queda aprendido para siempre, con derecho a modificaciones según vas andando el camino.
Esta es Laia, el día después de nacer. El camino que hemos recorrido juntas en estos 10 años ha sido maravilloso y al mismo tiempo lleno de contratiempos que hemos tenido que superar y sobre todo hemos aprendido a entendernos, a dar y recibir, a respetarnos y querernos cada día un poco más.
Si yo te he enseñado y te he intentado transmitir mis conocimientos, tu a cambio has hecho lo mismo por mi: despertaste instintos que ni si quiera sabía que existían, me quitaste horas de sueño para enseñarme que es el sacrificio, escucharte decir tus primeras palabras y descubrir que los silencios en casa no existirían, me dabas tu mano para sentirte segura y yo lo daría todo por protegerte, y así en todo.
Lo mejor es ese amor que aparece que no sabes muy bien porqué ni por dónde y que ya me acompañará el resto de mi vida. El amor que te tengo y el amor que me das.
Ahora ya estás a punto de empezar a caminar sola, espero que todo lo que hemos aprendido juntas hasta ahora te sirva para dar otro gran paso en la vida, el de entrar en una nueva etapa donde vas a tener muchos cambios y espero seguir estando a la altura para seguir ayudándote, acompañándote y enseñándote.
Mi niña se hace mayor, y se me caen las lágrimas, pensando que ya no tengo ni fuerza para cogerla en brazos pero eso no significa que no voy a seguir abrazándola, achuchándola y dándole mil besos cada día.
Nos queda otra etapa muy importante por recorrer y yo voy a seguir aquí, al pie del cañón dándolo todo, amándote y guiándote.
Hoy por primera vez, yo también me siento mayor....
¡Te quiero princesa!