9 años de maternidad, felicidades Laia

No lo dicen, pero cuando nace tu primer hij@, también nace una madre y un padre y unos abuelos y hasta unos tíos.

Hoy mi Laia (la mayor) cumple 9 años y además se le mueve la primera muela. Se hace grande.



No quiero acordarme del parto, sigue ahí en el recuerdo y bien cerrado en una caja. Ya pasó, y es lo que tenía que pasar.

Hoy quiero mirar a mi interior y contar cómo han sido estos años como madre y su evolución. De como una madre novata, que no sabía ni cambiar un pañal, hoy ya anda lidiando con una pre-adolescencia demasiado avanzada.

He seguido mi instinto: cogerla siempre, acunarla, cantarle canciones, explicarle cuentos, dormir a su lado (y así descansábamos todos), si algo no le gustaba para comer no se lo he dado (esto me ha ayudado a que siempre probara cosas).. Ahora pido permiso para cogerla y achucharla (¡en la calle nunca!), cuando llora también la acuno y la mimo; ya no me deja cantar, dice que lo hago fatal; los cuentos se los sigo contando, y si son inventados mejor y aunque ya no colechamos, me encanta cuando los fines de semana vienen a meterse en la cama.

He escuchado sus necesidades: primero si lloraba sabía que algo le pasaba: hambre, sueño, malestar, mocos... Cuando empezó ha hablar la entendía: tengo calor, quiero agua, no me encuentro bien... Con 18 meses hablaba perfectamente y entonces era yo la que preguntaba ¿que te pasa? ¿por qué lloras? ¿me explicas tu un cuento? Nunca tuvo una rabieta. Ahora con una mirada y las mismas preguntas ya sé qué necesita y ella también me entiende y pide.

He compartido sus alegrías y penas: la primera vez que fuimos a urgencias con una bronquitis, su primer día de guardería (como se me rompió el corazón dejándola llorando) sus primeras navidades y su encuentro con los Reyes, porqué el Rey Blanco la conoció y la llamó por su nombre, la primera vez que sus ojos no coordinaban y se pegó contra el marco de la puerta, sus primeras notas en el cole, cuando empezó a leer y a escribir, su primera actuación de balet, su primera riña con su mejor amiga, cuando nació su hermana.... Siempre estaré ahí y su padre también. Un hijo crece y evoluciona pero nunca deja de ser un hijo y los padres estaremos ahí siempre que nos necesiten.

He pedido perdón cuando me he equivocado: si alguna vez no he sabido escucharla, si me he "pasado regañando" o corrigiendo, si a veces no he sido lo suficientemente comprensiva, si no he estado a su lado sin darme yo cuenta y ella me lo ha recordado. Los padres debemos dar ejemplo y reconocer nuestros errores, así el reflejo de nuestro espejo hacia nuestros hijos es más claro.

He enseñado muchas cosas y he aprendido muchas más: a ser más tolerante, a no preocuparme por cosas que no son necesarias, mi grado de "importante" de las cosas ha cambiado, miro la vida de otra manera (des de los ojos de mis hijas muchas veces), doy todo lo de mi y me pongo siempre en el lugar de ellas para poder ver mejor lo que me quieren decir. Esto no se para nunca, el ser humano tiene la capacidad de aprender y enseñar a lo largo de su vida.

"Gràcies Laia per haver-me fet mare. Gràcies per el teu gran poder de compendre que no sempre faig les coses bé. Gràcies per ser tan bona nena i haver après a escoltar i a ser escoltada. Gràcies per ser com ets, no canviïs mai. Gràcies per deixar-me compartir aquest camí, que no sempre és fàcil, al teu costat. No defalleixis mai, els teus pares sempre estarem al teu costat pel que necessitis, per recolzar-te, per felicitar-te, per corregir-te, per ensenyar-te i per continuar aprenent. T'estimem molt. Felicitats"




3 comentarios

  1. Que bonito! que emocionante!! Muchas felicidades a las dos!! con mucho amor,de madre a madre... ;)
    Un abrazo,

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    1. Gracias Pili!!!
      Una parte de esa madre que llevo, sabes que te la debo a ti!
      Un besazo

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